La Argentina exportó más carne de aves que de ganado vacuno en lo que va del año, en un histórico giro para un país que ganó fama mundial por la calidad y abundancia de su producción bovina, que actualmente es objeto de fuertes regulaciones estatales.
El sector avícola acumula años de un vertiginoso crecimiento debido a inversiones en tecnología y a una abundante y barata oferta de granos que multiplicó su producción y lo encaramó entre los cinco mayores exportadores del mundo.
Al otro lado de la balanza, la carne vacuna, cuyo mercado global fue dominado por la nación austral en el siglo XX, lleva décadas de movimientos erráticos, intervencionismo, restricciones a sus ventas, enfermedades y daños por sequías.
Los controles oficiales fueron la principal causa de la merma productiva y de la caída del país del tercer puesto que ocupaba en el 2005 al décimo que ostenta actualmente en el ranking global de exportadores.
Entre enero y agosto del 2012, Argentina exportó 163.000 toneladas de carne de aves por unos u$s265 millones, casi un 19% más en términos interanuales, según cifras oficiales.
En el mismo período, el país vendió 125.993 toneladas de cortes bovinos, un 28,2% menos que en igual lapso del 2011.
«Es un número récord que tiene que ver con la productividad, los precios y la escala que tenemos», explicó a Reuters Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), que congrega a las firmas productoras de pollos –el principal producto aviario del país– de Argentina. El ejecutivo agregó que el sector apunta a exportar 600.000 toneladas en el 2017.
Un factor clave en la productividad del sector es la amplia disponibilidad de alimento animal que hay en un país que está entre los primeros proveedores mundiales de maíz y soja, que son más baratos en el mercado interno porque el Estado cobra impuestos a las exportaciones.
Domenech pronosticó que este año el país producirá más de 2 millones de toneladas de carne aviaria, por encima de los 1,78 millones del 2011, y que las exportaciones de todos los productos avícolas –contemplando productos no alimenticios–llegarán a entre 330.000 y 340.000 toneladas.
«A nivel genético tenemos cada vez mejores resultados en la generación de peso en menos tiempo», dijo el presidente de CEPA.
Los principales destinos del pollo argentino son Venezuela, China, Sudáfrica y Chile. Pero aún está lejos de Brasil y Estados Unidos, las potencias exportadoras que dominan el mercado internacional.
Contracara
Mientras la industria avícola pegaba un salto, el sector cárnico vivió en la última década un retroceso –que siguió a años de estancamiento– del que recién empezó a salir, lentamente, en el 2010.
Algunas fuertes sequías y, particularmente, los intentos por regular la actividad del gobierno del presidente Néstor Kirchner –entre el 2003 y el 2007– y después de su esposa, la actual mandataria Cristina Kirchner, golpearon al sector.
La carne es uno de los alimentos más populares en Argentina y su precio tiene una extrema sensibilidad política, que muchas veces impulsa a las autoridades a intervenir cuando sube, como ocurre desde el 2005.
Tras una caída en el rodeo vacuno, la liberación de los precios domésticos dispuesta hace dos años por el Gobierno motivó una recuperación del sector y la producción volvió a crecer lentamente.
En los primeros ocho meses del año la producción de carne
vacuna creció un 2,6% –respecto del mismo período del año previo– a 1,69 millones de toneladas, según datos oficiales.
Las exportaciones, sin embargo, siguen cayendo por los impuestos que cobra el fisco y por un tipo de cambio que vuelve poco competitiva la carne argentina, según la cámara de la industria cárnica CICCRA.