El nacimiento es un momento único, especial, en el que la alegría y el amor por esa nueva vida, logran borrar de un plumazo los malestares, dolores y problemas que pudiera haber presentado el embarazo. Es un momento único, que puede volverse todavía más luminoso si contempla otro acto de amor: la donación de la sangre del cordón umbilical al único banco público del país en su tipo, el Banco Nacional Público de Células Progenitoras Hematopoyéticas. Bajo ese nombre extraño se guarda la esperanza de miles de personas afectadas por enfermedades que pueden curarse con un trasplante de médula ósea.
Las células progenitoras hematopoyéticas (CPH) son células madre que producen glóbulos rojos, blancos y plaquetas. El proceso por el cual se infunden a un paciente se conoce popularmente como trasplante de médula ósea. Se utiliza para tratar leucemia, anemia aplásica, linfoma y mieloma, entre otras enfermedades relacionadas con la sangre.
También tienen la posibilidad de convertirse en otros tipos de células adultas, como por ejemplo, neuronas. Pero hasta ahora no traspasaron la barrera concreta del término: es una posibilidad. Hay decenas de investigaciones científicas sobre el tema en el mundo, que todavía permanecen en el ámbito del laboratorio.
Sin embargo, basados en esa potencialidad, muchas empresas formaron bancos privados de células madre de cordón, en los que se puede contratar el servicio de criopreservación (congelamiento), con la garantía de que no serán utilizadas en terceros y de que a futuro estarán disponibles para uso propio o de la familia directa para tratar enfermedades como Alzheimer o Parkinson.
Hay que decirlo: hoy por hoy venden una ilusión. Los únicos tratamientos aprobados en el mundo con células madre son los relacionados con la médula ósea. Nadie puede asegurar que podrán usarse en el futuro, ni siquiera lejano, para otras enfermedades. Y tampoco alguien puede afirmar que esas células servirán para algún pariente que necesite trasplante de médula ósea. Aunque se considera que el mejor donante es el hermano del paciente, ya que comparten características hereditarias, la compatibilidad se registra sólo en el 25 por ciento de los casos.
Por eso, tanto la Asociación Mundial de Donantes de Médula como la Academia Americana de Pediatría se manifestaron en contra del almacenamiento privado, por la poca utilidad que tendrán esas muestras.
Ana del Pozo, fundadora, ex directora y actual asesora del Banco Nacional Público de Células Progenitoras Hematopoyéticas –que funciona en el Hospital de Pediatría Garrahan–, coincide con esa apreciación y agrega que los potenciales tratamientos con las CPH “hace diez años se decía que estaban a punto y hoy siguen en lo mismo. No es fácil que la misma célula se use para distintas enfermedades, hay que lograr un diseño terapéutico y ensayos clínicos en cada caso. El producto, la célula, debe ser definido con dosis y alcance, es muy complejo. La potencialidad existe, pero estas células no sólo están en la sangre de cordón, también un individuo adulto las tiene en su organismo”.
De tal manera que, si en ese futuro hipotético del que hablan los bancos privados, las células madre pudieran usarse para tratar enfermedades que hoy no tienen cura, no sería necesario contar con las células del cordón umbilical del paciente, ni de sus hermanos, ya que podrían obtenerse de su cuerpo.
Silvina Kuperman, actual directora del banco público, señala las ventajas de elegir la donación por sobre la preservación individual: “Es gratuito, no interfiere en el parto, y como la probabilidad de uso de sangre autóloga (propia) es muy baja, es un hecho altruista que beneficia a otras personas que sufren enfermedades genéticas. El éxito de un trasplante depende de la histocompatibilidad entre el donante y el receptor. Contar con unidades genéticamente parecidas a la población argentina amplía las posibilidades. Nuestra etnia es muy particular, mezcla de poblaciones originarias, europeos y caucásicos, y está escasamente representada en los registros internacionales”.
En cuanto al proceso, Del Pozo explica que “partimos de la información, explicarle a mamá y papá de qué se trata, cuando firman el consentimiento vemos las condiciones clínicas de la familia. Si tienen antecedentes de enfermedades inmunológicas o ligadas al cáncer no pueden donar. La colecta se realiza cuando termina el parto, después del clampeo, aprovechando la contracción que expulsa la placenta”.
La muestra debe procesarse antes de las 48 horas, eso implica la separación de glóbulos rojos, analizar la calidad del producto, la viabilidad y cantidad de CPH, descartar bacterias, infecciones transmisibles (hepatitis, VIH, etc.), y determinar la histocompatibilidad. Luego se congela a -195 grados con una sustancia crioprotectora. Cuando hay una búsqueda de médula ósea, si la muestra coincide con el perfil histocompatible del paciente, se realiza una “entrevista de niño sano” para comprobar que en el tiempo transcurrido no haya adquirido enfermedades relacionadas con la genética. Recién después se libera la muestra para el trasplante.
“No se trata de una mera colecta de sangre –remarca Del Pozo–, hay que tener conocimiento, habilidades, seriedad, criterios de selección, brindar la información para el consentimiento, acentuando el carácter de donación, la separación y correcta clasificación de la unidad. En Estados Unidos hay 26 bancos de sangre autorizados, de distintas partes del mundo, el nuestro es uno de ellos, lo cual habla del reconocimiento internacional que tenemos. Además, formamos parte de la red de bancos de sangre (Bone Marrow Donors Worldwide, agrupa 54 registros de 42 países con 13 millones de donantes) y recogemos sangre de cordón donada en Austria, Suiza, Alemania, y gracias a eso muchos de nuestros niños pueden ser trasplantados, tanto en el área pública como en la privada”. Del Pozo también aclara que por normativa del Incucai, cada unidad resguardada en el banco tiene una cantidad de células suficientes para trasplantar al menos un niño de 20 kilos de peso.
La aclaración no es vana: muchos bancos privados colectan una cantidad de sangre que no alcanza para realizar un trasplante; algunos, no todos, lo aclaran y preguntan a los clientes si desean guardarla igual por la potencialidad de que puedan aplicarse a tratamientos para otras enfermedades. Sin duda tienen otro objetivo.
La donación de sangre de cordón umbilical es un acto de generosidad, al igual que toda otra donación, con el agregado de que se dona algo que tiene un valor incalculable para los padres. Y si lo hacen es porque saben, entienden, que también puede llegar a servir para su hijo.
Cifras alentadoras
3470 unidades colectadas por el banco público.
16 trasplantes realizados con esas muestras.
7 minutos es lo que requiere la recolección de sangre de cordón.
13 millones de donantes de CPH en el mundo.