
El hecho, según su relato, habría ocurrido el sábado por la noche, en la sala de Traumatología, en el subsuelo del edificio que se levanta en la manzana que delimitan las calles Perón, Gualeguaychú, Palma y Carbó.
No bien tomaron conocimiento de la denuncia, las autoridades del Hospital San Martín dispusieron dos medidas: pusieron en conocimiento a la Justicia y a la vez abrieron un sumario interno para establecer las circunstancias en que se habrían procedido los hechos relatados por la paciente.
En la justicia. M P, de 33 años, está internada en el Hospital San Martín, en la Sala de Traumatología, a la espera de una cirugía. Es lo corriente en ese nosocomio: los pacientes se ingresan para aguardar las cirugías.
En el caso de M P la cirugía fue programada para este jueves.
De acuerdo al relato de las autoridades del nosocomio, compartía una sala con 12 personas, en un sitio donde las camas están una contigua a la otra, con 3 personas que pasaron la noche acompañando a familiares, más el personal de enfermería.
La mujer señaló a dos enfermeros del área de Neumonología como los responsables del abuso que habría sufrido.
Inmediatamente, fueron separados de su cargo, y se les otorgó la licencia anual por lo cual en este momento no están concurriendo a trabajar.
En forma paralela, el caso comenzó a ser analizado por la Unidad de Violencia de Género del Poder Judicial.
En el caso, interviene el fiscal Leandro Dato, que ya dispuso una perimetral: los enfermeros no pueden acercarse a M P por un plazo de 90 días, mientras transcurre la investigación.
El Hospital San Martín es un gigante de la salud en la provincia. Es el centro sanitario de mayor complejidad de Entre Ríos, en donde cada año son atendidas 200 mil personas, de las cuales 70 mil provienen de distintos puntos de la provincia, donde trabajan 1.700 empleados, y que sólo para funcionar cada mes demanda una suma de $12 millones.
De licencia. Fernando Giménez, que hace menos de un mes asumió al frente de la dirección del Hospital San Martín, recién pudo ponerse al corriente de cómo sucedieron los hechos en la mañana de este martes. El lunes estuvo fuera de la ciudad y lo que pudo conocer fue a través del teléfono.
Giménez dijo que la investigación que ahora lleva adelante la Justicia, y que también empezó hacia el interior del Hospital, involucra a dos enfermeros, de la sala de Neumonología, quienes fueron acusados por la paciente como responsables del abuso que soportó el sábado por la noche.
“Ambos, ya no están trabajando. Se les adelantó la licencia anual”, dijo Giménez en diálogo con EL DIARIO.
Pero a la vez, agregó, “se les inició un sumario interno. Aunque la Justicia también está haciendo su trabajo. Ya recibimos la comunicación del fiscal por la cual se pone una perimetral: durante 90 días los enfermeros no se pueden acercar a la paciente”.
La mujer fue sacada de la sala de Traumatología, en el subsuelo del Hospital San Martín, y reubicada en el tercer piso.
Los hechos, según contó el funcionario, habrían sucedido el sábado por la noche, en la sala de mujeres de Traumatología, donde M P permanecía internada junto a una docena de personas. Los enfermeros a los que señala como responsables del abuso son, en cambio, del área de Neumonología, que también está en el subsuelo.
“Además de los pacientes internados, había tres cuidadores esta noche. Ninguno dice haber visto nada. Pero tenemos la denuncia de la paciente, y hemos actuado en función de lo que denuncia. Se separó a los dos enfermeros denunciados, se la trasladó a otra área del hospital y además se puso en conocimiento de los hechos a la Justicia”, apuntó Giménez.
De igual modo, juzgó “extraño” el episodio. “Las enfermeras del servicio ven todo lo que ocurre en la sala, y no vieron nada. Ahora esperamos que la Justicia aclare toda esta situación”, afirmó.
Ahí abajo
El área de Traumatología del Hospital San Martín está ubicado en una lengua fina y larga que corre bajo las entrañas de ese gigantesco edificio que ocupa una manzana.
Se ingresa por una escalera esquiva que está a un costado del pasillo que lleva a los túneles de lata.
Hay que atravesar un depósito, y buscar un corredor que lleva al depósito.
Por ahí suelen transitar quebrados y tachos de residuos.
Ahí abajo suele haber empleados que van y vienen.
Ora baldeando con baldes ad hoc los pisos ásperos; ora buscando desobstruir una desagüe de líquidos cloacales.
La tarea se hace de modo manual: un alambre grueso que se introduce la cañería para “destaparla”.
Todo eso ocurre mientras los pacientes aguardan en el pasillo largo y angosto que da a un patio rodeado por paredes altísimas y avejentadas.
Ahí está Traumatología.
Un ventanuco iluminado por luz artificial es la puerta de entrada a la sala y el lugar donde se obtiene el salvoconducto a los consultorios externos.
Enfrente, hay una oficina con un cartel de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN).
Ahí abajo todo se democratiza: la falta de luz, de aire, los malos olores, el poco espacio es igual para todos, empleados, enfermeros, pacientes y forasteros todos.