La abuela de Lola relata que el dolor vuelve día a día a pesar de que intenta «internalizar el dolor». Beatriz contó al periódico Perfil que «siempre aparece algo que nos sorprende, como unas cartas que escribió ella, que son hermosas, con las que estoy haciendo un pequeño libro sólo para nosotros».
Respecto de la búsqueda del asesino, reclamó que «el culpable tiene que pagar en vida. Esto nos llenó de odio. Los asesinos están sueltos, disfrutando de la vida, del sol, del día… Y mi nieta muerta. Ella tiene que estar en paz».
Finalmente, Beatriz analizó: «Yo quisiera que el asesino fuera un uruguayo, pero no creo. El único delito grave que se recuerda en Valizas es el robo de una bicicleta hace 10 años. Los familiares con los que estuvo Lola (la madrina y su esposo) son gente conflictiva y se llevan muy mal. Cuando pasó lo que pasó, mi hijo Pedro me dijo que no le gustaba nada esa gente».