Hay personas que trabajan muchas horas seguidas y luego intentan hacer cosas tales como dormir las próximas 24 horas. Esto no funciona. Detenernos y hacer algo distinto nos ayudará a evitar el agotamiento.
Muchas veces solemos comprometernos y luego no cumplir con nuestra palabra debido a que nos involucramos en tareas que no debíamos asumir. Sucede que ante personas demandantes –desde un amigo, la pareja o aun nuestros hijos– no decimos que no y asumimos cargas que no debemos llevar.
Ser ordenados también ayuda a prevenir el estrés. En nuestro cuerpo el dolor indica desorden. Si nos torcemos una mano, nos duele porque nuestro cuerpo indica que hay algo que no está en su lugar. Por el contrario, cuando poseemos una vida ordenada nos encontramos con paz y sanidad.
Durante años se nos ha enseñado que todo lo que era placer estaba asociado con el pecado. Entonces comer, bailar, hacer chistes, todo nos traía culpa. Mucha gente se priva de disfrutar tiempos de bendición por estos motivos.
Aprendamos a disfrutar del placer, que no es pecado.
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