En la mitad del primer tiempo, se desató una tormenta que duró 20 minutos y el viento parecía que se iba a llevar a todo lo que se movía en el estadio Libertadores de América, incluida la racha de buenos resultados del conjunto de Omar De Felippe. Pero el hincha de Independiente, ese que pasó por temporales mucho más fuertes en este año que las fuertes gotas que caían, lejos de refugiarse revoleaba su camiseta bajo el diluvio y no paraba de cantar, ilusionado, con el regreso a Primera. Y el Rojo no defraudó ese entusiasmo. En un partido con altibajos ante un rival que hasta el 2 a 0, que fue el resultado final ante Instituto por la 20ª fecha, le había jugado de igual a igual y que le había robado la pelota, consiguió un triunfo clave: ahora puede terminar el año en zona de ascenso, algo impensado a comienzo del campeonato.