Ante la imposibilidad de recurrir a los canales «tradicionales» quienes ya se hayan en mora acuden a las Fintech por sus bajos requisitos aunque a costos altísimos para poder hacer frente a sus deudas.
En tiempos de alta inflación, tarifazos y salarios perdiendo capacidad de compra, el nivel de endeudamiento de los argentinos creció, así como también la morosidad.
Un sondeo de D’Alessio IROL reveló semanas atrás que mientras que en 2018 el 68% de los argentinos pagaba alguna cuota de tarjeta de crédito o préstamo personal, este año ese porcentaje subió al 77% al tiempo que dichas cuotas pesan cada vez más en el presupuesto familiar y ya se llevan más de un tercio de los ingresos del hogar.
Por su parte un informe de Ixpandit reveló que este año el 34% de quienes solicitan un préstamo lo hicieron para poder pagar servicios adeudados o cancelar de deudas en general. El 20%, en cambio, destina los fondos para gastos imprevistos o arreglos en el hogar. En tanto, los temas de salud ocupan el tercer lugar, con el 15% del total.
Frente a este escenario, el mayor endeudamiento por los canales «tradicionales» se sumó ahora el aumento del endeudamiento con las denominadas Fintech para hacer frente a los pasivos asumidos con bancos o con tarjetas de crédito. El gran problema es que muchas de estas cuevas electrónicas, al no estar sujetas a las disposiciones del Banco Central (BCRA), cobran intereses usurarios.
Es que ante la imposibilidad de recurrir a bancos para tomar nuevos préstamos por ya encontrarse en mora muchos argentinos no tienen más opción que recurrir a ellas y patear hacia adelante el problema de financiamiento de sus gastos que arrastran.
Mientras que el Banco Nación ofrece créditos personales con un Costo Financiero Total y una Tasa Efectiva Anual del 281,32% las fintech demandan una Tasa Efectiva Anual de hasta 1745,53%, aunque en la mayoría piden tasas que rondan el 600%.
Los créditos que ofrecen las Fintech son de acceso fácil, rápido, por poco monto y sin demasiado trámites, aunque, con tasas de interés muy altas.
Al ser empresas digitales que brindan servicios financieros sin recibir depósitos, no están obligadas a regirse por las normas del BCRA para poder funcionar. Es decir que todo el capital que ponen a disposición de sus clientes es propio y no de otros usuarios de la plataforma. Además analizan otras variables a la hora de otorgar los créditos lo que permite que muchos, que no califican en bancos, sí lo hacen en las Fintech.