El Tribunal Oral Federal de Paraná condenó a un hombre que vendía drogas en el barrio San Agustín. En un juicio abreviado, Alberto Horacio Galbán, de 46 años, admitió que la marihuana que la Policía halló en su domicilio era para comercializar. Por eso recibió una pena de tres años de prisión efectiva y deberá pagar una multa.
En un procedimiento en busca de armas y cartuchería, efectivos policiales encontraron en la casa de Galbán, en calle General Galán, de 586,997 gramos de marihuana, en forma de cigarrillos, diseminados en distintas habitaciones de la vivienda que el hombre compartía con su pareja y cinco hijos.
El fallo, firmado por Noemí Berros, Lilia Carnero y Roberto López Arango, dejó en claro que “el plexo probatorio colectado es tan sencillo como contundente, y resulta evidencia incontrastable de la ocurrencia del hecho atribuido al encausado del que da cuenta el documento acusatorio, como de la participación que le cupo a Galbán” y agregó que “ello se desprende claramente de haber sido encontrado el tóxico prohibido en el domicilio en el que el imputado vivía, de lo que surge indubitable que el mismo tenía y disponía plenamente del material estupefaciente hallado, el que se encontraba dentro de su ámbito de custodia privado y bajo su personal disponibilidad”.
Hombre en fuga. El procedimiento se realizó el 26 de junio del año pasado. Efectivos policiales golpearon la puerta y fueron atendidos por una niña que dijo ser de apellido Galbán, hija del hombre apodado Beto, y que su padre no se encontraba.
Los policías rodearon la vivienda y esperaron la llegada de Galbán. Uno de ellos, por ejemplo, se escondió en un cañaveral, en los fondos de la propiedad, sobre calle Facundo. Y cuando los efectivos estaban prestos a iniciar el procedimiento, vieron salir corriendo al hombre, con una mochila, hacia los matorrales. Allí lo sorprendió una voz de alto, Galbán se quedó como petrificado y la siguiente reacción fue volver sobre sus pasos, otra vez hacia el interior de la vivienda.
Unos minutos después, cuando los policías finalmente ingresaron a la casa, lo encontraron agitado, transpirado y, según dijeron, “nervioso” y “cansado”.
Esa circunstancia aparece descripta en el fallo del tribunal como “el comprobado intento de Galbán de descartarse de la sustancia, que sabía ilícita, ante la presencia policial”, algo que no pudo concretar por la aparición en escena de un policía. “Fue esa misma mochila aquella que los preventores hallaron debajo de la mesada de la cocina-comedor, conteniendo en su interior la sustancia estupefaciente secuestrada”, se agregó en el fallo.
El jardinero. En el procedimiento la Policía secuestró un revólver calibre 22, seis cartuchos, 235 porros, tres pedazos compactados y varios más de picadura de marihuana (235 gramos en total), librillos de papel para el armado de cigarrillos y una pipa artesanal de cobre y goma con restos de droga.
En la vivienda no se encontraron, sin embargo, elementos como balanzas, ralladores, licuadoras o anotaciones que hagan presumir que el hombre vendía drogas y el informe toxicológico que se le practicó a Galbán dio negativo respecto del consumo de marihuana, cocaína y psicofármacos.
Galbán se presentó ante el tribunal como jardinero, pero los vecinos aseguran desconocer a qué se dedica y refieren, en cambio, “que vende drogas y se dedica al robo”, según consta en un informe agregado al expediente.
AL MARGEN
Sanción. El hombre, paranaense de 46 años, fue condenado a tres años de prisión efectiva y al pago de una multa de $225 –en el acuerdo se había fijado en $1.000, pero el monto fue rechazado–, “en virtud de la cuantía económica del material estupefaciente secuestrado y las posibilidades económicas” del condenado. Así, tras la homologación del acuerdo del juicio abreviado, Galbán quedó en libertad, por el tiempo que ya había pasado en prisión.