No tenían nada para pelear más que los puntos, la lógica necesidad de ganar para satisfacer a la gente. Pero de un lado había más urgencias. En un banco, Julio César Falcioni aún espera por su futuro. Tal vez lo conozca íntimamente. Tal vez tenga tomada una decisión. Sin embargo, el presidente de Boca, Daniel Angelici, ya avisó que cuando termine el torneo se sentará a hablar con el técnico. El objetivo secundario, clasificarse para la Copa Libertadores, fue cumplido. ¿Le alcanza a Falcioni para mantenerse en su puesto?
Si no alcanzaba, será difícil que el juego mostrado ayer por el equipo satisfaga a alguien. Boca fue la viva imagen que enseñó durante gran parte del campeonato, sin contar el espejismo que significó –ahora todos lo tienen claro– el partido contra Racing. Enfrente encontró a un Arsenal que tampoco tenía objetivos importantes: también dentro de la Copa, también fuera del campeonato, también tranquilo con el promedio, la diferencia entre Boca y Arsenal fue que el conjunto de Sarandí jugó a la pelota. De compañero a compañero, hacia adelante, con actuaciones que superaron la irregularidad (Carbonero y Zelaya, sobre todo), el equipo de Gustavo Alfaro fue claro dominador del juego.