La Policía de Entre Ríos, a través de la Dirección Prevención Delitos Rurales, informó sobre un importante procedimiento que se llevó adelante en la zona insular del río Paraná, más precisamente en Isla Las Lechiguanas, departamento Gualeguay. En un gran operativo, se detectó un barco que transportaba en su mayoría vacunos más algunos equinos, los cuales supuestamente fueron sacados de una localidad santafecina para ser depositados en un campo de islas, pero sin ninguna documentación o aval que acreditara la procedencia para su transporte. El ganado ni siquiera contaba con marcas visibles o las denominadas caravanas que identificaran propiedad de la hacienda.
Tal irregular caravana se descubrió navegando por un arroyo que desemboca en el río Paraná Pavón, cuando los brigadistas en una lancha policial a cargo del propio director de Delitos Rurales, comisario General Sergio Mendoza, secundado por el comisario Principal Walter Godoy, oficial Principal Leandro Peralta, y los suboficiales Soria y Gómez, interceptaron una barcaza destinada específicamente a transportar ganado, denominada El Cual, siendo su capitán, timonel y propietario un tal Alberto.
Sin registros. Como tripulación clandestina, el conductor de la embarcación llevaba cerca de 200 animales –178 bovinos con 19 equinos–, la mayoría orejanos o sin marcas a fuego visibles o mínimas, sin caravanas reglamentarias, por lo que fue imposible poder determinar su propiedad. Por tal condición, se trató de indagar en la documentación que avalara el transporte y así determinar su procedencia, pero tampoco existía certificado de guía ni de transporte ante las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Todo esta extraña situación provocó la lógica desconfianza en las autoridades policiales, que los llevó a sospechar que estaban frente a una acción que pudiera tratarse del transporte de semovientes mal habidos, por lo que se informó al Fiscal de Gualeguay, Ignacio Telenta (quien también participaba personalmente del megaoperativo), sobre esta situación extraña y/o poco clara.
Lo irregular del caso se daba también porque, según se pudo establecer provisoriamente, los animales provenían de la provincia de Santa Fe, es decir, ingresaban a territorio entrerriano totalmente de manera clandestina.
Anoticiado de lo que estaba pasando, el Fiscal labró de inmediato una medida de cumplimiento inmediato con el peso de disposición judicial, obligando a los uniformados a realizar un estricto acompañamiento policial hasta lugar de destino, para una vez descendida la carga, realizar una constatación de cada uno de los animales para poder iniciar la investigación acerca del origen y legalidad de los mismos.
Tal irregular caravana se descubrió navegando por un arroyo que desemboca en el río Paraná Pavón, cuando los brigadistas en una lancha policial a cargo del propio director de Delitos Rurales, comisario General Sergio Mendoza, secundado por el comisario Principal Walter Godoy, oficial Principal Leandro Peralta, y los suboficiales Soria y Gómez, interceptaron una barcaza destinada específicamente a transportar ganado, denominada El Cual, siendo su capitán, timonel y propietario un tal Alberto.
Sin registros. Como tripulación clandestina, el conductor de la embarcación llevaba cerca de 200 animales –178 bovinos con 19 equinos–, la mayoría orejanos o sin marcas a fuego visibles o mínimas, sin caravanas reglamentarias, por lo que fue imposible poder determinar su propiedad. Por tal condición, se trató de indagar en la documentación que avalara el transporte y así determinar su procedencia, pero tampoco existía certificado de guía ni de transporte ante las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Todo esta extraña situación provocó la lógica desconfianza en las autoridades policiales, que los llevó a sospechar que estaban frente a una acción que pudiera tratarse del transporte de semovientes mal habidos, por lo que se informó al Fiscal de Gualeguay, Ignacio Telenta (quien también participaba personalmente del megaoperativo), sobre esta situación extraña y/o poco clara.
Lo irregular del caso se daba también porque, según se pudo establecer provisoriamente, los animales provenían de la provincia de Santa Fe, es decir, ingresaban a territorio entrerriano totalmente de manera clandestina.
Anoticiado de lo que estaba pasando, el Fiscal labró de inmediato una medida de cumplimiento inmediato con el peso de disposición judicial, obligando a los uniformados a realizar un estricto acompañamiento policial hasta lugar de destino, para una vez descendida la carga, realizar una constatación de cada uno de los animales para poder iniciar la investigación acerca del origen y legalidad de los mismos.
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Fuente: Mauricio Antematten, para El Diario