Después de coquetear con su regreso, desafiando a Mayweather, el último 9 de enero Marcos el «Chino» Maidana declaraba su «definitiva» posición respecto de su regreso a los rings.
Luego de su debut como empresario de boxeo, con la pelea entre su hermano Fabián «TNT» Maidana (del «Team Contursi») ante el veterano venezolano Jaider Parra en Mar del Plata, quien lo venció inesperadamente por puntos, Maidana le aseguró a Hugo Basilota que no volvería a boxear.
Este fenomenal peleador, que logró todo sobre la base de su convicción y su esfuerzo, se metió en la historia del boxeo ya sea perdiendo en grandes batallas (Andriy Kotelnik, Amir Khan o Devon Alexander) o imponiéndose ante los mejores, unos rivales tremendos a quienes siempre había que ganarles para llegar «algún día» a algo grande. Así fue dejando atrás los difíciles escollos que significaron Eric «El Terrible» Morales, Petr Petrov, Jesús Soto Karass, Ángel Martínez, Josesito López y Adrien Broner hasta llegar a sus dos peleas contra Floyd Mayweather, quien lo derrotó mas claramente en la segunda que en la primera, en la cual cumplió una faena consagratoria.
Esos inolvidables combates bajo el glamour de Las Vegas le permitieron a Maidana ganar más de ocho millones de dólares, que es haber asegurado el futuro de su familia, de hoy y de mañana.
El «Chino» le confío parte de esa fortuna a un amigo de su confianza que lo apoyó siempre, desde que era amateur, su primer sponsor: el empresario Marcelo Rossini. Él es quien le maneja el dinero de las inversiones y de las finanzas. Rossini –también nacido en el pueblo de Margarita– tiene estaciones de servicio en su pueblo, en Calchaquí, en La Criolla y en todo el norte santafecino. Además posee empresas de fumigación, distribuidora de fertilizantes, agrocentros, de nutrición animal y de agronegocios en general.
O sea que Maidana tiene un buen asesor de negocios. Aunque unas canchas de «Fútbol 5» o unas cabañas en Margarita, adquiridas en su momento, no hubiesen rentabilizado lo esperado, el «Chino» no tiene problemas de dinero, lo que por lo general es la principal causa de una nueva recurrencia al boxeo, tal los casos de Jack Dempsey, Joe Louis, José María Gatica, George Foreman y «Mano de Piedra» Durán, entre tantos.
El «Chino» ha sido bendecido por el grupo de personas que lo fue rodeando. Tiene buenos amigos, como Hugo Basilotta y Marcelo Rossini, que siempre le aportaron afecto y generosidad. Y tuvo un conductor en la etapa más importante de su carrera como Sebastián Contursi, con quien jamás hizo falta firmar contrato alguno: todo lo pactado lo cumplió y hasta con exceso, ya que le agregó un bonus fuera de convenio de un millón y medio de dólares para pelear con los guantes que quería Mayweather. Más aún, el contrato oficial para la pelea con Floyd, entre Contursi y el magnate Al Haymon, se suscribió tres días antes por exigencia protocolar de la Comisión de Boxeo de Nevada. Como se advierte, Maidana tuvo todo lo que la mayoría de los boxeadores no siempre lograron: muy buenos amigos -que resultan lo opuesto a «los amigos del campeón»-, un buen manager y un gran equipo encabezado por Robert García –norteamericano, de California-, un numero uno como director técnico. Sus preparadores físicos fueron el colombiano Alex Ariza (también nutricionista, ex Manny Pacquiao) quien lo preparó para la primera pelea con Floyd y el mexicano Raúl Robles (ex Eric Morales, Antonio Margarito) para la revancha.
Pero la más profunda de estas virtuosas relaciones es la que Marcos Maidana posee con su primo Martín Gómez, a quien todos conocen más como «Pileta», apodo que le quedó de su hermano mayor, quien en su condición de arquero, decían, «se tiraba a la pileta para atajar el balón». El «Chino» y «Pileta» se criaron juntos y superaron la adolescencia cuando se fueron desde Margarita a vivir a Villa Hidalgo, muy cerca de otros dos barrios bravos: La Cárcova y Corea, de José León Suarez -conurbano bonaerense- donde se otorgan las verdaderas «licencias para guapos».
«Pileta» siempre acompañó a su primo el «Chino», siempre. A todos lados; aquí y en el exterior. Siempre. Y la vida los hizo «compinches». Los amigos siempre tienen algún límite relacional, los «compinches» no. Se tornan simbióticos. Y por lo general ésta identificación entre los «compinches» los transforma en «mellizos»: comparten todo: alegrías, tristezas, dolores, afectos y secretos hasta la tumba. También se toleran y encubren… Tocar a uno es tocar a ambos. Y cuando «Pileta» se enojó con Contursi, tal vez sin más causa que la exponibilidad mediática que le imponía su rol de manejador, cualquier excusa pudo ser válida para discutir o incomunicarse toda vez que el «compinche» es esencialmente posesivo. Ante la disyuntiva, el «Chino» no dudó: «Pileta» antes que nadie. Es el código convivencial sanguíneo de los «compinches» sobre cualquiera, aún por encima de aquellos otros buenos amigos que son confiables pero distintos, los que «hablan difícil, visten distinguido, manejan algún otro idioma, saben alternar socialmente y lo fundamental, ‘no son del palo'». Siempre fue así con la mayoría de los boxeadores, desde Gatica hasta Monzón… Les encanta alcanzar el «jet set», pero cuando lo logran se sienten lejanos, diferentes y prefieren regresar al ámbito que les es propio, donde se hallan más cómodos, el del pasado.
Fue la influencia de «Pileta» lo que reintrodujo en la consideración de Maidana la repentina posibilidad de volver a pelear. Los contactos, aún cuando eran tibios y esporádicos, venían desde antes con viajes a Los Ángeles, Houston y hasta Nueva York, siempre silencioso y de manera coincidente con algún evento. «Pileta» no lo hizo sólo. Antes había acordado con el profesor Alex Ariza una estrategia de «ablande progresivo» hacia la voluntad manifiesta del «Chino».
Es por ello que tan pronto supo Ariza que la posibilidad del regreso de Maidana era factible llamó a Tod Duboef, hijastro del legendario Bob Arum y número dos de la Top Rank. La respuesta de Doboef no pareció entusiasta al pedir un poco más de tiempo para consultar con ESPN, la señal que televisa las peleas que organiza «Top Rank» y que son consideradas de «bajo costo».
Tal como suele ocurrir, la competencia de «Top Rank» se enteró en pocos minutos sobre la gestión que estaba llevando a cabo Alex Ariza en nombre de Maidana por iniciativa de «Pileta» Gómez para el regreso del «Chino» al boxeo.
Al Haymon tiene 63 años y es el presidente de «Premier Boxing Champions», una empresa que maneja 52 boxeadores a quienes programa para «Showtime» con «pay per view» y para «Fox» peleas libres de pago. Antes de meterse en el boxeo hace casi 20 años, Al Haymon se dedicaba al mundo del entretenimiento y manejó decenas de famosos artistas, entre quienes podemos destacar a Whitney Houston y Eddie Murphy. Este hombre hizo llamar directamente a Maidana y mientras la «Top Rank» seguía consultando; Haymon, imaginamos, suponemos, le hizo al «Chino» la siguiente propuesta:
– 1° Un contrato para realizar tres combates en el lugar, la fecha y el rival que decida la «Premier Boxing Champions».
– 2° La primera pelea deberá llevarse a cabo no después de Agosto de 2019.
– 3° La empresa le pagará a Maidana 14.5 millones de dolares norteamericanos de la siguiente manera: 1.5 millón por la primera pelea; 3 millones por la segunda y 10 millones por la tercera.
-4° El resultado de la primera pelea le dará continuidad al cumplimiento sucesivo del contrato: sólo si gana la primera hará la segunda; y sólo si gana la segunda realizará la tercera, a menos que el resultado, en cualquiera de los casos, fuera accidental por lesiones, heridas o «fallos» controversiales que ameritaren una revancha.
– 5° Una derrota facultará a la empresa a dar por cancelado el contrato sin lugar a reclamo posterior alguno.
En estos días Maidana excede los 100 kilos. Para estar en condiciones físicas debería bajar como mínimo 30 kilos; ello le permitiría oscilar entre 70 y 72 kilos, objetivo para el cual dispondrá de seis meses o sea cuando haya cumplido los 36 años (nació el 17 de julio de 1983).
Alex Ariza supo ganar prestigio como preparador físico y nutricionista en su paso por «Los Angeles Lakers» y por haber hecho «milagros» con Manny Pacquiao, a quien le devolvió la potencia en los golpes. Siempre se dudó sobre ciertas sustancias que ingería Pacquiao, denunciado por el propio Mayeather antes de la pelea entre ambos. No obstante, se trata de un profesional de primera línea pero de difícil nivel convivencial: Ariza se peleó con el prestigioso técnico Freddie Roach hace seis años antes que su boxeador Brandon Ríos subiera a enfrentar a Manny Pacquiao, quien en su momento despidió a Ariza como preparador físico; cosa que también debió hacer Sebastián Contursi, tras haberle cumplido todo lo acordado. No obstante, el «Chino» y «Pileta» confían en él, pues el estado atlético que lució Maidana contra Adrien Broner y en la primera ante Mayweather fueron impecables.
El director técnico será el norteamericano Robert Garcia (ex campeón mundial ligero), hijo de Eduardo García, quien fuera un excelente boxeador. Robert es también el entrenador de su hermano menor, Mickey García, quien intentará lograr la corona de los welters (FIB), en poder de Errol Spence, el 16 de marzo en el AT&T Stadium de Arlington, Texas.
Este extraordinario técnico trasladó su prestigioso gimnasio «La Colonia» desde Oxnard a Riverside, a unos 85 kilómetros de Los Ángeles. Inviernos rigurosos y veranos tórridos como características dominantes del clima.
Allí deberá entrenarse (y sólo entrenarse) Marcos «El Chino» Maidana para subir al ring a realizar su pelea numero 41 (35 ganadas, de las cuales 31 fueron por nocaut y 5 perdidas por veredictos, jamas por fuera de combate).
Juan Larena, una voz y una opinión que se extrañan en las transmisiones de Space, cree que Maidana puede tener un regreso con gloria, confía en su espíritu de peleador y en su guapeza.
Hugo Basilotta, como gran amigo, prescinde del diagnostico: «Yo lo acompañaré y alentaré siempre, soy un hombre agradecido y lo que el «Chino» hizo con el alfajor de mi marca –»Guaymallen»– sobre el ring después de la pelea con Mayweather fue un gesto maravillosamente desinteresado, eso se hace por amistad y esa amistad hay que honrarla».
Sebastián Contursi, su último y exitoso manager, con un afecto inequívocamente percibido, prefirió augurarle suerte antes que dar una opinión.