Ayer, en la quinta jornada del proceso en que se juzga a Adrián Molaro por el homicidio de Alexis Céparo, asesinado el 21 de enero de 2012, de diez testigos citados siete se sentaron delante de los jueces Marcela Badano, Marcela Davite y Ricardo Bonazzola, para hablar sobre la víctima, y aportar datos referidos a su personalidad.
En primer lugar, el Tribunal de la Sala II de la Cámara del Crimen escuchó a dos psicólogas, citadas por los abogados querellantes para que expliquen los daños psíquicos sufridos por los padres de Céparo a raíz del crimen de su hijo. María Victoria Aparicio examinó a los papás del joven futbolista de Cerrito y habló de las “secuelas” que detectó en pleno período de duelo. Los abogados de los padres, Raúl Masutti y Ladislao Uzín Olleros, le realizaron preguntas tendientes a determinar los daños sufridos por la familia Céparo, y el tiempo que les llevará recuperarse del trauma ocasionado por la pérdida inesperada.
En igual sentido, Diana Floresta, psicóloga y abogada, también fue convocada para exponer sobre los posibles daños psíquicos, tratamientos necesarios y cuantía de los perjuicios sufridos por los papás de la víctima. Floresta habló de “duelo detenido” y opinó que los Céparo necesitarían continuar en terapia “alrededor de dos años más”.
Profesores y amigos. Luego empezaron a declarar personas de Cerrito, que básicamente aportaron detalles sobre la vida de Céparo y su perfil. Por ejemplo, el técnico de fútbol Roberto Fálico, que dirigió a Céparo en primera división en 2011, en Unión Agrarios Cerrito. “Muy buen jugador de fútbol. Un defensor pero también un multifunción, con muchas condiciones para hacer carrera” en ese deporte, lo definió su ex entrenador. “Era un componedor. Evitaba los conflictos”, aseveró Fálico.
También a pedido de la querella, declaró el profesor Mario Azad, que fue profesor de educación física de Céparo y de Molaro, en el Colegio Nacional de Cerrito. Aseguró que ninguno de los dos tuvo jamás un conflicto ni se enteró de que los haya habido fuera del horario de gimnasia. Azad afirmó que la víctima “tenía muchas condiciones para el deporte”, pero además, “era extrovertido, amable, muy buena gente”, aseguró. Jorge Hengenreder fue a la escuela con la víctima y el victimario, y también fue compañero de trabajo de Céparo en su tarea de sonidista. Lo describió como un joven “atento y alegre”, y aseguró que nunca lo vio pelearse con nadie. El joven fue uno de los que asistió a un asado, realizado en el campo de la madre de un compañero de curso, y en el cual, según el imputado, fue agredido por Céparo. Hengenreder negó que hubiera sucedido alguna ofensa de parte de Alexis hacia Molaro.
Después habló Ezequiel Quinteros, conductor de un programa en la radio del padre de Céparo, y amigo de la víctima desde el año 2004. Hizo una semblanza muy positiva del joven asesinado y dijo haber participado, la noche anterior al crimen, en un evento realizado en el polideportivo de Cerrito. En su versión de defensa, Molaro dijo que en ese festival se cruzó con Céparo (que estaba trabajando como sonidista), y que al intentar hablarle, este último lo insultó y escupió. Quinteros negó que hubiera ocurrido tal circunstancia. Lo mismo ocurrió con Julio Omarini, un amigo de la familia de la víctima, que la noche anterior al crimen estuvo en el polideportivo, porque su hija se encontraba entre los organizadores. El hombre dijo que vio a Alexis toda la noche sentado frente a la consola de sonido, y que no recuerda haber visto a Molaro en el lugar, aunque aclaró que en el polideportivo había unas 300 personas la noche del 20 de enero de 2012.
También declaró un joven vinculado con un local bailable de la ciudad, que se refirió a Céparo con buenos conceptos y aseguró que ninguna noche lo vio pasado de copas.
Portera. La testigo que más tiempo brindó detalles sobre la personalidad de Céparo en la jornada de ayer fue Ángela Manso, docente de matemáticas y preceptora de la escuela secundaria a la que fueron la víctima y Molaro. Además de dar buenas referencias de Alexis, negó que alguna vez hubiera conocido algún incidente entre ambos jóvenes, o entre los grupos de amigos que cada uno integraba dentro del curso.
Manso, que ahora está jubilada, le dijo al Tribunal que después del hecho se tomó el trabajo de revisar los legajos de ambos muchachos en la escuela, y no encontró ningún antecedente de sanción o llamado de atención. La mujer explicó cómo se asientan en el colegio las infracciones al código de convivencia, que es acordado cada tres años por la comunidad escolar. La referencia a que hubo algunos casos de hostigamientos en dicho establecimiento y que en algunas oportunidades se tomaron medidas disciplinarias, motivó que a pedido de la defensa se decidiera remitir un oficio al colegio para pedirle que envíe los antecedentes de dichas violaciones al código de convivencia en los últimos cinco años.
Arma para matar
Otro interesante testimonio, pero de carácter técnico, fue brindado por el perito balístico del Poder Judicial, Antonio Daniel Vitali. El hombre se refirió al arma utilizada por Adrián Molaro, para efectuar los tres balazos que impactaron en el cuerpo de Céparo, y le causaron la muerte cuatro días después en el hospital San Martín de Paraná. El especialista habló del “alto poder vulnerante del arma” al igual que la cartuchería utilizada por el imputado. Según Vitali, la pistola Mágnum 44 tiene un altísimo poder de detención y capacidad de perforación, a lo que se sumó el hecho de haberla usado con balas de punta hueca, proyectiles que se abren luego de impactar, y generan un daño aún mayor. Los dichos del perito, son “indicativos de la clara intención homicida que tenía cuando desplegó su acción”, según evaluó ante la prensa el fiscal Rafael Cotorruelo, al finalizar la audiencia de ayer.
Vitali explicó que el arma en cuestión es utilizada por personas que cazan jabalíes u otras presas que pueden resultar peligrosas, y que deben ser rematadas por el cazador.
Últimas pruebas
En la jornada de hoy el tribunal escuchará a los últimos tres testigos. Así se completará la lista de 34 personas que declararon en el juicio que comenzó el lunes de la semana pasada. Para la tarde está prevista la realización de la inspección judicial del lugar donde fue herido Alexis Céparo, en la casa de su novia Ana Laura Ruiz Moreno, en calle Elías Camps al 100 de Cerrito. Para ello, el Tribunal, el fiscal y los abogados de las partes se trasladarán a la localidad ubicada a 60 kilómetros de Paraná, a fin de escuchar a las personas que oyeron los disparos o llegaron en los primeros momentos a auxiliar a Céparo, luego de que recibiera los tres balazos disparados por la Mágnum 44. Una fuente del tribunal explicó que el horario fue elegido para observar el lugar con una luz “similar a la que había la noche del hecho”.