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La repitencia en la secundaria no baja y señalan a la familia

Los chicos que dan los primeros pasos en la escuela secundaria se llevan la peor parte: los aplazos y la repitencia se han convertido en moneda corriente, y en los últimos turnos de exámenes, en diciembre de 2012 y en febrero de 2013, el fenómeno se agudizó.
En la Escuela Secundaria Nº 36 –la ex Escuela de Comercio Nº 1—, hubo sorpresa y media: en primer año la repitencia fue del 21%; y en segundo año, un poco más: el 29%. Los rendimientos fueron paupérrimos a pesar de que las autoridades abrieron la escuela a finales de enero, y dispusieron profesores tutores para preparar mejor a los estudiantes, de modo que pudieran aprobar las materias adeudadas.
“La escuela de verano fue un éxito; tuvimos muchos chicos, sobre todo en las materias duras. Pero después, casi nadie se presentó a rendir”, acepta la rectora de la escuela, Patricia Politti. “Los datos nos dicen que algo pasa con los padres. El que repite es el chico de primero y de segundo año, es decir chicos muy chicos que necesitan del acompañamiento de los padres. Y eso no se está dando, porque si los padres estuvieran atentos, y siguiendo a sus hijos, no tendríamos el nivel de repitencia que tenemos”, asegura.

escuela_secundariaUNOS Y OTROS. La secundaria es el cuello de botella del sistema educativo. La provincia no consigue mejorar el rendimiento de los alumnos, y eso se traduce en el alto nivel de repitencia, que ronda el 18%.
La Nación comenzó a brindar una asistencia financiera para estructurar un programa de tutorías docentes, a contraturno, para que los estudiantes pudieran remontar los rendimientos bajos en las materias más conflictivas.
Entre Ríos administra 20 millones de pesos para el pago de horas cátedra a docentes que asisten en tutorías a los alumnos con mayores problemas en el aprendizaje. Hasta 2012, el 50% de esa inversión se destinó a reforzar una asignatura con alto fracaso, Lengua, pero ahora cada escuela distribuye las horas según la propia complejidad que observe.
La Provincia tiene un total de 81.624 horas cátedra que corresponden al Plan Mejora, así se llama el programa, para las 482 escuelas, e involucra a los 114.175 alumnos que conforman la matrícula total en secundaria.
Pero algo sucede entre la oferta y la demanda.
No todos los alumnos, ni todos los padres, utilizan esas herramientas disponibles para mejorar el tránsito en la escuela secundaria. Baste un ejemplo: en una escuela de la provincia, en 2012 un total de 81 alumnos pidieron permiso para rendir, pero solamente 41 se presentaron ante las mesas examinadoras. Y sólo aprobaron los 32 que asistieron a las escuelas de verano.
En Educación aseguran que la mayor repitencia se concentra ahora en el segundo año, y que las materias que mayores dolores de cabeza traen a los estudiantes son Matemática, Lengua, Físico-Química y Lenguas Extranjeras. Aunque no hay todavía datos finales, algunas proyecciones indican que el 20% de los estudiantes no se presentó a rendir y prefirió repetir el año.
Marcela Mangeón, directora de Educación Secundaria del Consejo General de Educación (CGE), prefiere no hablar de “fracaso”, y habla de un “corrimiento” de la familia, que no ocupa su lugar en la educación de los hijos, y le resta responsabilidad.
“En años anteriores, uno podía decir que no había preparación de los chicos, que no podían ir a maestras particulares, que llegaban a rendir sin prepararse bien. Pero ahora el Estado está brindando eso, y aún así no se mejora. Entonces, lo que vemos es un corrimiento social de la familia. Pero no hablamos de culpables. Sí de corresponsables”, apunta.

SIN BANCO. “El compromiso debe estar de los dos lados: de parte de la escuela, y también de parte de la familia”, asegura Mónica Amoz, secretaria de Capacitación Sindical y Perfeccionamiento Docente de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos. “Uno recorre la provincia y observa que el índice de repitencia está muy instalado. Entonces, habrá que hacer una mirada crítica para ver qué está pasando. El chico, en su proceso por la escuela, tiene que estar acompañado por la familia”, puntualiza la dirigente sindical.
Silvia Marmet, rectora de la Escuela Provincia del Neuquén, hizo su aporte al diagnóstico. Para ella lo que ocurre es que cuando los padres observan que sus hijos acumulan demasiadas materias sin aprobar, les permiten repetir de año. Y la repitencia, entonces, es alta.
“Pero en esta situación hay una doble responsabilidad: de la escuela, y también de los padres. La escuela hizo todo lo que había que hacer, se instrumentaron las tutorías, se comunicó el funcionamiento de las escuelas de verano, se hicieron todas las estrategias posibles. Lo que pasa es que las decisiones después las tomó la familia. Nosotros tenemos el problema de que los papás se acercan muy poco a la escuela; sólo lo hacen cuando hay algún conflicto”, apunta.

ESTRATEGIA. La salida para las escuelas está, ahora, en la firma de actas acuerdo con padres y alumnos, y la asunción del compromiso por parte de los repetidores que este año procurarán promocionar todas las materias. En algunas instituciones, incluso, han resuelto que de haber incumplimiento, se los expulsaría.
En sintonía con la idea de que hay un “corrimiento” de la familia respecto de los compromisos escolares de los hijos, Graciela Polter, rectora del Colegio Nº 1 Domingo Faustino Sarmiento, comentó que quedó impresionada después de la falta de alumnos que vio en las mesas de febrero. “No vinieron a rendir”, dice. En cuanto a los que asistieron relata: “Yo soy profesora de Matemática y estaba en algunas mesas, y cuando les preguntaba cuántos días habían dedicado al estudio, me contestaban dos o tres días. Y se llevaban cinco o seis materias. Es imposible en tan poco tiempo poder estudiar y rendir bien”, sostiene Polter.
La docente se indigna frente a la postura de los padres. “No hay involucramiento de las familias –observa-. Así como hay papás que preguntan, que se interesan por sus hijos, están los otros, los que los depositan en la escuela y se olvidan. No participan de lo mínimo: estamos todo un año para lograr que vengan a cumplir con una cuestión básica como es registrar la firma”.
La escuela, añade, este año debió cerrar la inscripción, y esa decisión motivó que muchos aspirantes quedaran sin bancos. Por eso, adelanta Polter, las actas compromiso que harán firmar este año a padres y alumnos que repitieron tendrá una condición sine qua non: si no aprueban el primer trimestre, quedarán afuera.

 

Fuente: El Diario