El juez de Instrucción Mauricio Mayer resolvió en las últimas horas procesar a Pablo Actis porque considera que fue autor del homicidio de su mujer, María Agustina Turano, a quien el día de su muerte, en un primer momento, se la creyó víctima de una autodeterminación.
Según fuentes judiciales, vencidos los plazos procesales, el magistrado resolvió la medida este fin de semana y notificó al encartado y a las partes. La decisión recayó en el procesamiento de Pablo Actis por homicidio calificado por el vínculo, artículo 80º, inciso 1. Pero por otra parte no dictó prisión preventiva, sino que accedió a brindarle el beneficio de la excarcelación, previo pago de una caución de $7.500.
Consultado por EL DIARIO, el querellante en representación de la familia Turano, Raúl Barrandeguy, confirmó la notificación de la medida a “última hora del domingo” y que en el transcurso de ayer lunes pudieron dar con los detalles argumentales de esta resolución. “Incluso el tema de la excarcelación, que en su momento en medio de la feria judicial fue rechazada por el Tribunal de turno –y al margen de que la defensa de Actis apeló en Casación esa resolución la semana pasada–, ahora es abiertamente aceptada por el juez Instructor y junto a la familia resolvimos que no vamos a apelar esta medida que habilita que hoy (por ayer) Áctis ya pueda seguir su proceso en libertad”, contó el letrado.
Precisamente, hasta hace un par de semanas Barrandeguy se oponía a la excarcelación. En una anterior entrevista con esta Hoja, analizaba que “alguien que está bajo sospecha de haber enmascarado una situación que se presenta como un posible homicidio, para mostrarlo como un suicidio, puede llegar a entorpecer la investigación e incluso, el segundo de los impedimentos que tiene cualquier juez para permitir la excarcelación es la posibilidad de fuga”, había sostenido.
Alteraciones. No obstante, parece haber cambiado en gran parte el análisis de situación bajo la mirada del querellante, luego de la inspección ocular que cuasi se transformó en una especie de reconstrucción del hecho en la casa que sirvió de escenario para el luctuoso episodio, en calle Maestro Alberdino de la capital provincial.
“Se me despejaron muchas dudas e incluso, descubrimos con ingrata sorpresa que han hecho modificaciones en la casa, tumbaron el tabique de mampostería en donde apareció muerta la víctima. Pero luego de eso ya no hay nada que se pueda torcer, e incluso los testigos que debían declarar en sede judicial ya lo han hecho”, apuntó.
Por otra parte, el querellante admitió que rescataron de las argumentaciones del juez “la enorme valoración que hace del informe autópsico”, detalló.
“El cuerpo de la víctima habla, dice el instructor de la causa y a partir de allí, enumera una serie de elementos de prueba que se desprenden de la autopsia realizada en el cuerpo de María Agustina Turano. Hay muchos detalles, hasta llega a manifestar que los médicos llegan a establecer con cuál de las dos manos el agresor pudo haber presionado el cuello de la víctima, provocando lesiones que pudieron ser constatadas”, precisó.
Finalmente Barrandeguy agregó que “en cierta manera el juez sostiene una acusación cargosa de una manera muy contundente, basándose en valoraciones científicas, no en meras especulaciones”.
Claves. Respecto a las pruebas colectadas por el juez en este resonante caso, entre ellos los informes del laboratorio de Anatomía Patológica, el representante de la familia Turano hizo conocer que “algunos ya se recepcionaron y sirvieron para fundamentar esta resolución en etapa de instrucción. Otros aún se están esperando, tanto de laboratorios como de áreas técnicas que nos permitirían dilucidar los cruces de llamadas telefónicas efectuados el día de la muerte de María Agustina entre distintos integrantes de su familia y el acusado. Otros de los informes recibidos nos indica que la sangre de la chica estaba limpia, sin vestigios de alcohol o sustancias tóxicas. Se preservaron y analizaron muestras de sus uñas y otros análisis que por el momento prefiero no hacer público”, se explayó el querellante.
Si por una parte desde cierto análisis resultó llamativo que el juez Mayer resolviera la acusación del delito de homicidio con la “calificación por el vínculo”, sin que existiera en la pareja una unión legal por los fueros civiles, por otro lo fue no encuadrar el caso bajo la nueva calificación legal sobre violencia de género, que llevaría a acusar al presunto autor el crimen bajo la figura de femicida, en el caso que le llegara una eventual condena.
El hecho
María Agustina Turano, de 25 años, falleció el domingo 18 de mayo del corriente, en la vivienda de calle Maestro Alberdino 80 de Paraná, donde convivía con su pareja, Pablo Actis, de 23, y una pequeña hija de poco más de un año.
La versión que dejó asentada Actis ese día en sede policial fue que luego de una discusión de pareja, que fue más allá de lo verbal, él optó por llevarse la hija y registrar que se retiraba del hogar. Luego, según la misma versión de Actis, tras no encontrar respuesta de los llamados a Turano, previo a encontrarse con sus suegros y contarle de esa pelea, regresó a la casa y no pudo entrar por la puerta del frente, porque habría tenido colocado el pasador interno. Al intentar ingresar por detrás de la vivienda, rompiendo un vidrio, declaró haberla encontrado colgada con una cuerda que ató a un sillón y cruzó por arriba de una pared interna de mampostería que no llegaba hasta el techo, utilizando el otro extremo de la soga para ahorcarse. Según esta misma declaración, él la descolgó, le echó agua y al notar que no reaccionaba, salió corriendo en busca de ayuda.
Para el querellante, el agua sirvió al acusado solo para lavar rastros que lo pudieran incriminar sobre el cuerpo de la víctima.
Cuatro días después de haberse inhumado los restos de la joven, el juez Mauricio Mayer recibió contundentes dudas surgidas de algunos análisis de Criminalística y ordenó la exhumación del cadáver, la necropsis y con los primeros resultados expresados verbalmente por los médicos forenses, la imputación de Actis bajo sospecha de homicidio.
Fuente: El Diario