El secuestro y torturas del que fueron víctimas Emilio y Jaime Martínez Garbino quedaron impunes en el marco de la causa Harguindeguy cuando este jueves el tribunal leyó la sentencia para los represores y los ex policías Juan Carlos Mondragón y Marcelo Pérez, y el militar retirado Santiago Kelly del Moral fueron absueltos.
Mondragon fue el que se encargó de ir a buscarlos a los Martínes Garbino a su casa familiar de Gualeguaychú el 28 de octubre de 1976. Pérez se desempeñaba como jefe departamental de la Policía cuando los jóvenes dirigentes estuvieron en la jefatura. Kelly del Moral es quien lo torturó a Jaime. “El impacto es inmediato, así que vamos a tomar una prudente espera”, dijo tras conocer la sentencia y prefirió no hablar.
Los Martínez Garbino declararon como testigos ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná; integrado por Lilia Carnero, Roberto López Arango y Noemí Berros, el 15 de agosto.
En el caso de Jaime, contó con detalles las feroces torturas a que fue sometido en un predio conocido como La Casita, que estima estaba dentro del mismo Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada II, en proximidades del aeroclub de Gualeguaychú.
Allí fue llevado encapuchado y en ese lugar le ataron los pies y esposaron las manos a una cama con elástico metálico. Durante un tiempo que estima pudieron haber sido tres días recibió golpes, patadas, fue sometido a sesiones de picana eléctrica en distintas partes del cuerpo y una persona le caminó por encima suyo. Todo esto mientras lo interrogaban sobre actividades y personas con las que había militado en las Ligas Agrarias durante su estadía en la provincia de Corrientes, hasta 1975.
Con claridad y honestidad, aclaró que no podía precisar los nombres de sus verdugos, aunque dijo que podía inferir que Martínez Zuviría y el imputado Kelly del Moral habían conducido el interrogatorio bajo torturas a que había sido sometido en La Casita. Así sorteó las preguntas que en tono inquisidor formuló el defensor Ricardo Saint Jean ¬–hijo de Ibérico, interventor militar durante la dictadura e imputado por delitos de lesa humanidad en la provincia de Buenos Aires–.
“Yo no vi físicamente a mis torturadores”, dijo varias veces. Pero aseguró que “sin ninguna duda uno de los que estaba era Martínez Zuviría, a quien nosotros considerábamos como jefe de la represión y era quien decidía sobre nosotros, más allá de que el jefe del regimiento era (Juan Miguel) Valentino; y también estaba Kelly del Moral, porque era el otro al que nombraban en las sesiones de tortura, así que deduzco que ellos dos eran quienes manejaban la situación”, insistió.
El mismo derrotero siguió Emilio Martínez Garbino, y con ellos también Raúl Ingold. Inclusive los tres fueron trasladados en el mismo operativo a Resistencia, en avión, desde el aeroclub de Gualeguaychú, el 24 de marzo de 1977. “Nos subieron a un Hércules, nos pusieron esposas que salían desde el piso del avión en los pies y manos. No fue un viaje muy cómodo; íbamos sentados en el piso del avión y con la cabeza entre las piernas, de manera que no podíamos ver, aunque no estábamos encapuchados. Cuando alguien intentaba algún gesto, lo golpeaban”, recordó Emilio ante el tribunal.