Aislamiento, problemas de conducta y de adaptación entre los pares, e inconvenientes en el aprendizaje pueden tener origen en algún trastorno del lenguaje. Así lo advierten los especialistas de la Unidad de diagnóstico y tratamiento de Fonoaudiología del hospital provincial “Mi Pueblo” de Florencio Varela, donde se atienden entre 900 y 1.000 consultas mensuales relacionadas con la audiología, la disfagia y las dificultades en el habla y la comprensión en la primera infancia.
Los expertos insisten en la necesidad de un diagnóstico precoz para ampliar las posibilidades de corregir el trastorno e impedir que derive en otras problemáticas, ya que si bien suele transcurrir de manera silenciosa en su inicio, más tarde puede traducirse, como mínimo, en dificultades escolares. Tal es así, que el 80 por ciento de los problemas de aprendizaje deriva de algún trastorno del lenguaje que avanzado.
PRIMEROS SINTOMAS
Por lo general, los primeros escollos se hacen evidentes al momento de la alfabetización en el primer año escolar y se extiende a otros aspectos de la vida social de los chicos.
“Un trastorno de lenguaje no sólo complica las posibilidad de adquirir conocimientos sino que compromete, además, la comunicación, el desarrollo de habilidades sociales y el juego”, advirtió el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, quien recomendó hacer una consulta temprana ante las primeras evidencias.
Sucede que estos trastornos pueden darse en dos áreas: la expresiva y la comprensiva. “El lenguaje abarca no sólo lo que se puede decir, sino también lo que se puede llegar a comprender”, explicó Sandra Tognola, jefa de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento de Fonoaudiología del hospital “Mi Pueblo”.
Entre los trastornos más comunes, la fonoaudióloga enumeró en orden de frecuencia, el retraso simple o hablante tardío, que se produce “cuando el niño muestra un lenguaje que se va desarrollando por cauces normales, pero más lento”; el trastorno específico del lenguaje (TEL), que es una limitación “significativa” en la capacidad del lenguaje y los trastornos de la articulación y del habla.
En este último grupo se encuentra la denominada «disglosia», que es un problema en la articulación de los fonemas, como consecuencia de alguna malformación en los órganos del habla, como labios, lengua y paladar.
Otra de las patologías que se encuentra dentro de esa clasificación es la dispraxia verbal que, a diferencia de la anterior, tiene origen neurológico. Lo que se produce en esos casos es una interrupción de los mensajes transmitidos por el cerebro y ciertos músculos que hacen posibles que se emita el sonido.
La especialista del hospital “Mi Pueblo” explicó que “la prevalencia de los trastornos del lenguaje en la población infantil es del 7 al 10 por ciento” y que su evolución, sin el diagnóstico y el tratamiento adecuado, puede derivar además, “en problemas psiquiátricos en la adolescencia, aislamiento e introspección con respecto a los pares”.
ESTAR ATENTOS
Advertir los síntomas a tiempo es fundamental para impedir el desarrollo del trastorno y las consecuencias que puede acarrear en la vida social y escolar del niño. Por eso, los padres deben prestar especial atención a las conductas de sus hijos en los primeros años de vida.
Mientras que los chicos con un trastorno del lenguaje receptivo o comprensivo pueden tener dificultad para entender lo que se les dice, así como también para seguir instrucciones y organizar sus pensamientos, quienes tienen un trastorno de índole expresivo tienen problemas con su uso, por ejemplo en los siguientes casos:
-Se les dificulta combinar las palabras en oraciones y en ocasiones el orden de las frases es incorrecto.
-Tienen problemas para encontrar las palabras adecuadas al hablar y recurren con frecuencia al uso de muletillas.
-El vocabulario general está por debajo del nivel de otros chicos de la misma edad.
-Dejan palabras por fuera de las oraciones al hablar.
-Usan ciertas frases una y otra vez.
-Emplean tiempos verbales inadecuadamente.