La rubia usa sombreros borsalinos, de ala ancha. Y le dicen «Malevo» en alusión a Mario Ferreyra, aquel que fuera fuerza de choque del genocida Domingo Bussi en Tucumán, y terminara su vida de pistolero suicidándose en las alturas de un tanque de agua.
Cristina Núñez es real, pero parece un personaje de ficción. Se presenta como «embajadora de la Paz de Naciones Unidas» ante gobernadores e intendentes de todo el país. Y lo increíble es que muchos le siguen abriendo las puertas, a pesar de un reciente comunicado oficial de la organización, que advirtió «acerca del intento de estafadores que utilizan el nombre y el emblema de las Naciones Unidas para obtener dinero en efectivo e información personal».
La aclaración de la onu